Dar por concluida una sociedad no es una tarea fácil. Incluso si la empresa ha estado inactiva durante un tiempo, tendremos que realizar una serie de procesos administrativos para no tener ningún inconveniente. Se debe tener en cuenta que mantener una empresa en este estado lleva consigo una serie de obligaciones administrativas y fiscales. Si estas obligaciones no se cumplen, la Administración te podría sancionar o multar.
¿Cuánto tiempo puede mantenerse una empresa sin actividad?
En el momento en que se declara el periodo de inactividad de una sociedad, cualquier movimiento o ingreso será suspendido. Este procedimiento es recomendable para liquidar los gastos generados por la empresa. Sin embargo, no es una opción adecuada para el largo plazo. Esto se produce porque las empresas inactivas sólo poseen alrededor de un año para mantenerse en ese estado, como aparece en el Real Decreto Legislativo 1/10.
Una sociedad sin actividad siempre está obligada a cumplir las responsabilidades propias de una empresa en funcionamiento como, por ejemplo, el depósito de las cuentas anuales o cancelar impuestos. Si, por el contrario, la empresa sin actividad incumple estas obligaciones, se le podrá imputar sanciones económicas que, en los casos más graves, superarán los 60.000 euros. Por tanto, estas empresas sin actividad, que no generan ningún tipo de ingreso, tienen la responsabilidad de realizar esos trámites especiales para sociedades inactivas.
Requisitos para disolver una empresa sin actividad
Como señala la Dirección General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, el empresario debe haber cumplido con todas las obligaciones propias del ejercicio de su actividad antes de iniciar cualquier tipo de trámite. Hay que recordar que se deberá conservar toda la documentación, libros contables y justificantes del negocio durante un periodo de al menos seis meses.
El primer paso para extinguir la empresa sin actividad será dar de baja al empresario y a los trabajadores que hayan sido contratados. La extinción de los contratos de trabajo supone la terminación de la relación laboral. Este proceso cuenta con unos plazos diferentes dependiendo del convenio propio de los trabajadores de la compañía o de la legislación vigente que los proteja.
El siguiente paso será solicitar la baja de los trabajadores en el Régimen de la Seguridad Social que corresponda. El plazo para la solicitud es de tres días naturales después del cese de la compañía. Por último, hay que recordar que el proceso se realizará en la Tesorería General de la Seguridad Social de la provincia que corresponda. A continuación, el tercer paso será dar de baja la cuenta de cotización, trámite que se realizará también en la Tesorería General de la Seguridad Social que corresponda.
El cuarto paso será realizar la comunicación de la empresa sin actividad. El empresario tendrá la obligación de informar de la baja del régimen de cotización al que correspondan los trabajadores y de la cuenta de cotización de la compañía en la Seguridad Social. El siguiente paso sería solicitar la cancelación de la inscripción y los asientos registrales, para lo que necesitaremos el acta de un Notario público.
Para finalizar, habrá que liquidar los impuestos de Transmisiones Patrimoniales y de Actos Jurídicos Documentados (ITP Y AJD) en un plazo de treinta días hábiles después del acta notarial. Esta liquidación se realiza en la Consejería de Hacienda de la CC.AA. que corresponda. Para acabar el proceso, se solicita la inscripción del cese de actividad en el Registro Mercantil Provincial (RMP), la que se debe publicar de manera obligatoria en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME). El último paso sería comunicar este cese o extinción en los organismos oficiales y registros que corresponda.
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